La adolescencia es la etapa del ciclo vital comprendida entre el final de la niñez y el inicio de la adultez, es decir desde los 12-14 años hasta los 18-19 años. Es la etapa en la que ocurren la mayor cantidad de cambios, tanto físicos como psicosociales. Ambos ocurren de manera simultánea y dependen unos del otro, pero sin embargo se pueden estudiar por separado.

La pubertad se refiere al proceso de cambios estrictamente físicos mediante los cuales un niño se convierte en adulto, capaz de la reproducción sexual. Generalmente, cuando aparecen los primeros indicios de la pubertad se toma también como el inicio de la adolescencia. Los cambios físicos que ocurren en la pubertad son determinados por el sexo del individuo, específicamente por sus hormonas sexuales.

En las mujeres, la hormona dominante durante este período es el estradiol, que induce el crecimiento del vello púbico, cambios en la vagina, útero y ovarios, inicio de la menstruación y fertilidad, entre otras cosas.


Por otro lado, el desarrollo masculino está dado principalmente por la hormona testosterona, que induce engrosamiento en la voz, crecimiento en los testículos, desarrollo de la musculatura, olor corporal y crecimiento en estatura.


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Por otro lado, los cambios psicosociales son igual de críticos para el individuo durante la adolescencia. Se define muchas veces como un tiempo de estrés y tormento, caracterizado por una inestabilidad inherente, tumulto emocional y disturbio psíquico.


Todo esto a raíz del inicio de la búsqueda de la propia identidad, de la vocación, independencia y de establecer una intimidad con el sexo opuesto. Los adolescentes explorar el mundo existente, muchas veces más allá de la propia familia e incluso colocando mayor confianza en amigos que estén o hayan atravesado hace poco los mismos problemas.

La adolescencia es, por lo tanto, una etapa de gran contradicción. Por una parte, el individuo busca por estímulos intrínsecos lograr una diferenciación en sus grupos y en su propia familia, pero al mismo tiempo necesitan más que nunca la guía de sus padres o representantes, que le proporcionen los consejos para encontrar de forma sana su identidad propia.


Diego A. Terraza